Otra pared pintada para Wall Susa, apoyando la lucha NO TAV.
Gratzie mille a Boludo Sorrentino e a tutti i NOTAV che con la sua lotta, ci ispirano così tante persone
( foto por Diego Fulcheri )
Con motivo de WALL SUSA, algunos pintores hemos visitado a los amigos del Valle de Susa par apoyarles en su lucha contra el tren de alta velocidad (TAV). La lucha de NO TAV no es solo una lucha contra la destrucción del valle de Susa. Es sobre todo una lucha por la dignidad de las personas frente un modelo político corrosivo, fuera de todo sentido.
WALL SUSA tendrá lugar los días 21, 22 y 23 de septiembre en Vall de Susa. Puedas apoyar este encuentro acudiendo a pintar una pared, participando en algunas de las diferentes actividades que tendrán lugar o simplemente anunciando el encuentro en tus redes sociales.
Los NO TAV llevan más de 20 años resistiendo de manera activa contra el tren y contra el modelo de explotación de recursos impuesto por el mercado. Es por esto que se han convertido en un referente y una inspiración para otros compañeros de todo el mundo. Los indios del valle siguen vivos, fuertes y atentos.
Siguen defendiendo la tierra que les cobija, que los nutre, que los sostiene. Siguen luchando por sus montañas, porque sus montañas son patrimonio de todos y porque, de alguna forma, todos somos sus montañas.
Ahora y siempre… los indios del valle.
Errekaleor Bizirik es un barrio ocupado en la ciudad de Vitoria-Gasteiz, en el Pais Vasco. Se trata de un proyecto de autogestión y autosuficiencia energética único en Europa, que podría llegar a convertirse en un simbolo de referencia para tod*s aquell*s que pensamos en otro mundo posible. Han llegado a vivir más de 150 personas y cuentan con biblioteca, cine, gimnasio, panadería, sala de conciertos y diferentes espacios de uso común. Podeis conocer mejor el proyecto en su web o aqui.
Lamentablemente todo aquello que cruza los margenes del sistema supone un peligro para este… y el ayuntamiento de Vitoria esta haciendo lo imposible para frenarles los pies. Después de varias amenazas, hace solo cuatro meses, les cortaron la luz eléctrica, inhabilitando gran parte de sus recursos. Como respuesta, los habitantes del barrio lanzaron rapidamente una campaña de crowdfunding para conseguir los 100 000 € necesarios para añadir una instalación de placas solares suficientes para cubrir las necesidades energéticas de todo el barrio. En poco más de un mes consiguieron este dinero con el apoyo de más de 1100 personas de diferentes partes del mundo.
Esto les ha hecho más fuertes y mucha más gente les conoce ahora. Les cortaron la luz sin pensar que la noche les pertenece y les dieron, sin saberlo, la posibilidad de hacer la oscuridad un poquito más clara.
Dicen que los gatos pueden ver en la noche. Asi pues, pintamos los de este gran gato negro con pintura fluorescente intentando que también él pueda ser autosuficiente.
(foto de Jon Ruiz de Infante )
Hace algunos años, en Valencia, había una reina popular y poderosa, amable y campechana, que reinaba en toda la ciudad. Se ganó el respeto del pueblo y se convirtió en centro de grandes historias. El tiempo también pasa para las reinas y, con los años, su majestad envejeció y quedó obsoleta para satisfacer las necesidades un pueblo dinámico y en creciente desarrollo.
Tan querida y apreciada era esta reina, que el Colegio de Arquitectos convocó un concurso internacional para decidir quién podría vestirla de nuevo, contando con el aval de un jurado compuesto por reconocidos arquitectos de la talla de Rafael Moneo. El fallo del jurado otorgó el premio a un prestigioso y conocido equipo de arquitectos valencianos. Según el jurado, ellos supieron entender mejor que nadie, las necesidades de la reina y las funciones que está debería desarrollar de cara a su pueblo.
Corrían tiempos convexos y, la entonces alcaldesa de la ciudad, rechazó el regalo, sentenciando, contra la voluntad del Colegio, que dicho equipo no haría el proyecto. A su parecer la reina ya vestía un traje elegante, pero lo cierto es que estaba desnuda.
Casi 20 años más tarde, ya con cambio de gobierno, alguien se atrevió a decir que la reina seguía desnuda y así es como el nuevo gobierno decidió desempolvar el preciado regalo del Colegio de Arquitectos. Aunque el regalo venía con la condición de que los autores del proyecto deberían ser sus modistos, el nuevo gobierno decidió convocar un nuevo concurso apoyado abiertamente en el antiguo proyecto ganador. Todo un despropósito que abría la posibilidad de que el proyecto, ya desarrollado, fuese ejecutado por otros arquitectos distintos a los autores originales del mismo.
Por segunda vez, el mismo equipo alcanzó la mayor puntuación, confirmando su posición de ganadores del concurso. No fué ninguna sorpresa, teniendo en cuenta que ellos mismos desarrollaron el proyecto original en el que se basaba la convocatoria.
Hasta aquí todo bien, pero hubo un pequeño desliz. El Ayuntamiento se demoró, 6 meses más de lo establecido en las bases, en hacer efectivo el fallo del jurado. En esos 6 meses, una de las empresas que avalaban económicamente al equipo ganador, entró en bancarrota. Aunque esta empresa solo representaba el 20% de los avales, a sabiendas de que el equipo ganador proponía soluciones alternativas y desestimando su propia responsabilidad en incumplir los plazos de las bases, el Ayuntamiento decidió eliminar a este equipo, regalando el proyecto a los segundos clasificados.
Casualmente, un artículo en la prensa (afín a la oposición), aparecido unos días antes de la toma de esta decisión, presionaba con la posibilidad de que el Ayuntamiento pudiese haber manipulado las bases del concurso, para favorecer a los ganadores. Tal circunstancia no era cierta por imposible, ya que las bases no se pueden alterar una vez publicadas. Pero el Ayuntamiento que tenía la capacidad legal y política de sentenciar el proyecto a favor o en contra del veredicto final del concurso, optó por la solución menos comprometida. Era una cuestión de voluntad política que en este caso se decantó por la opción tibia de anteponer la burocracia a la arquitectura, de anteponer el miedo a los intereses del pueblo.
Sorprendentemente -habiendo ganado dos veces el concurso-, el equipo mejor valorado, autor del proyecto original, se quedará otra vez a un lado. Quizás la reina tenga pronto su vestido, pero qué pena, que miedos y presiones acorralen al gobierno impidiendole ejercer lo que, a voces, sería de sentido común: permitir que la plaza de la reina vistiera su mejor vestido.